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YO TAMBIÉN SOY MALALA

Para la Tecnología en Desarrollo Publicitario en el SENA, realicé este escrito, se los comparto:


Leer “Yo soy Malala” es un ejercicio de empatía en doble sentido, primero con una adolescente a la que no se le permitía algo que yo doy por hecho y que solo con palabras lucha frente a armas de fuego; y hacia mí, porque yo también soy una PDI “El 5 de mayo de 2009 nos convertimos en PDI. Personas desplazadas internamente. Sonaba como una enfermedad”  (Yo soy Malala, 2013, p. 174) desde cuando dejé mi pueblo por culpa de la violencia a los 16 años y ahora como Malala, soy una PDE, Persona desplazada externamente, desde que dejé mi país a los 28. Bien dice Enghel en su canción Aquí Estoy: “soy un extranjero y no porque quiero, pero ese es el precio que hay que pagar…”

No hace tanto me embebí Las Uvas de la Ira,(Steinbeck, 1929) y me sorprendía como un libro de casi un siglo tiene un temática tan actual, que me representa tanto, de igual manera Yo soy Malala es la historia de miles de personas hoy, es mí historia. 

No fui una buena estudiante, fuí excelente, fui una Malala en las montañas de Colombia, allí donde se terminan los Andes, 20 años antes que ella, cuando el narcotráfico se agarraba del corazón de los colombianos, cuando el ELN, las FARC y los paras hacían cambuches en las veredas de mi pueblo, allá cuando nos dejaron sin profesor de matemáticas, ni de inglés ni de español y los que quedaban suplían las plazas de los ausentes, crecía yo, como la semilla de mango que ella dejó en su lejana Pakistán, en La Palma Cundinamarca, entre el asesinato de un par de compañeros, el suicido de otro, la muerte por enfermedad de una, y el enlistamiento de los que quedaban a alguno de los tres grupos, yo me ganaba el premio Andrés Bello por mi desempeño calificado como “muy superior” en la prueba del ICFES, yo, que era la mujer de 10 en álgebra, ni en mis peores pesadillas hubiera soñado ser “Una mujer de 4 en conducta'' (Sanin Echeverri, 1978), y como dice Malala : “incluso si ganas tres o cuatro veces, no tienes garantizada la siguiente victoria” (Yo soy Malala, 2013, p. 81)

Uno de los puntos que ella reconoce y al que le doy más mérito es el empuje que le dió su padre, “Yo sabía que cualquiera de las niñas de mi clase podría haber conseguido lo mismo que yo si hubiera tenido el apoyo de sus padres”(Yo soy Malala, 2013, p. 208) su influencia y motivación fueron los pilares que la convirtieron en lo que es. Yo conté con ese apoyo y soy afortunada de que a pesar del carrusel que es la vida aún lo mantengo y lo fortalezco, podando mi árbol genealógico y adicionando  personas que me aporten. Pero ese apoyo como en su caso no solo es familiar, también lo es por los grandes maestros que tuve. Siempre he dicho que un maestro es un alma bendita que le puede a uno enderezar la vida o jodérsela con la misma rapidez. En palabras de Malala:

Con las estudiantes de la madrasa se hicieron fuertes en búnkeres de hormigón con sacos de arena. Angustiados, los padres se reunieron fuera y llamaron a sus hijas por los teléfonos móviles para rogarles que salieran. Algunas se negaron diciendo que sus maestras les habían enseñado que el martirio es algo glorioso. (Yo soy Malala, 2013, p.126)

Es abrumador pensar que una maestra, encargada de guiar el camino de sus alumnos les haga creer semejante barbaridad. Las maestras son la luz que ilumina el camino nada más y nada menos que de ¡seres humanos! y una palabra de un maestro en el momento preciso puede torcer el destino de una persona. Siendo maestra, (¿les conté? fui maestra¡) una madre de familia se me acercó y me dijo: desde que mi  hija viene a clases de baile con usted come más verduras, porque usted les dijo que para bailar bien hay que alimentarse bien… yo tenía 16 años.


Sí, fui maestra para alumnos desde kinder hasta par de años menos que yo, las nerds siempre aparentaremos más edad de la que tenemos, supongo que con las arrugas llega el conocimiento, y el conocimiento trae arrugas, eso no ha cambiado. 


Siendo maestra por 6 años supe que la pobreza no necesariamente era antónima del esfuerzo, podría yo estar en funciones de 4 de la mañana a 11 de la noche y aún así no lograr una vida digna, como le pasaba al padre de Malala, dicho sea de paso ese hombre es el ejemplo vivo de la tenacidad, el sueldo de una maestra con título normalista es mísero. Eso no solo pasa en Colombia, por donde he estado en Latinoamérica el fenómeno es igual, porque aunque dejé de ser maestra hace ya bastante, nunca he desligado del amor por la profesión y sus practicantes.


Malala presentía que algo pasaba, las premoniciones de sus maestras, los sueños que tenía, el ambiente y por supuesto, las amenazas: un huracán se avecinaba¡ su momento fue ese balazo, el mío fue una enfermedad. A mi madre le quedaba poco tiempo de vida y yo debía conseguir dinero para su operación en cuestión de horas. 


¿Por qué, yo que trabajaba tanto no tenía esa plata? ¿por qué nadie me la prestaba? todo jodido tiene amigos igual de jodidos.¿si yo era la más inteligente por qué no tenía plata? ¿no se supone que el que más sabe más puede alcanzar los medios para su bienestar y el de los suyos? ¿no es ese un objetivo de vida? en par de horas pasé por el proceso para el que algunos toma décadas… maduré. 

Malala describe como cuando vió a sus papás después de escasos 16 días, ellos habían envejecido, tenían canas, cualquier lector podría atribuir este fenómeno a una percepción errónea generada por uno de los sentidos más engañosos, la vista, y agravado por la bala que precisamente le haría ver distinto, ¡pero yo te entiendo Malala! yo me ví al espejo después de la noche de la cirugía de mi mamá y el espejo no reflejaba lo mismo que el día anterior, a mis 20 años era una adulta responsable de mis decisiones, responsable del aporte a mi familia y del crecimiento holístico de mi hijo. … olvidé contarles: tuve un hijo, mi único hijo.

Pakistán y Colombia no son tan distintos, las niñas luchan allá para que las dejen ir a estudiar, yo luché para poder pagar y continuar. Recuerdan que les conté que me gané un premio por mi desempeño académico, pues el premio venía con una beca¡¡¡ era lo mínimo, ja. La beca era para estudiar en la Universidad Nacional, diurno, y yo no era de Bogotá debía trabajar para pagar mi casa, mi comida, todos mis gastos. 

Los conocimientos, fortalezas, creencias, son los elementos con  los que contamos para parar o seguir, yo decidí seguir. Empecé a nadar contra corriente, e hice lo que pude para que mi hijo tuviera las armas que yo le daría y el camino para pertenecer al ejército más poderoso del mundo: Los Profesionales. Yo no había alcanzado a enlistarme en esas filas aunque 3 veces me apunté a la universidad era (es) mi meta que mi niño si lo logre. Él aún era un bebe, faltaba una trocha larga. 

Leyendo a Malala me reí cuando ella despertó del hospital y solo pensaba en con qué pagar el hospital, ay Malala¡ si supieras cuanto te entiendo¡ En las tres universidades en las que me inscribí obtuve la beca que la universidad dá a sus mejores estudiantes, y en las tres con la misma política: no es beca completa es media beca. Para el 96 la Antonio Nariño en Contaduría Pública, para el 2001 en Coruniversitec en Ingeniería industrial, para el 2006 en la CUN con Negocios Internacionales, de está última tengo el título técnico y aunque mis notas dudo que algún día dejen de ser las mejores estudie donde estudie, la ley del avispado prima, eso no debe ser así. Todas las universidades privadas deben tener la opción de beca completa, eso debería ser una ley, media beca es como darle tenis a un corredor, pero dárselos sin suelas.

Hoy voy una vez más con el SENA, y si tuviera a todos mis maestros frente, los que fueron, son o están les diría: “PILAS¡¡¡ SER MAESTRO NO ES CUALQUIER COSA, ES TENER UN PODER INMENSO QUE SI USTED NO ES MAESTRO DE CORAZÓN NO SE META EN ESO, PORQUE UNA PALABRA MAL DICHA MAL-DICE UNA VIDA”

Mi sueño lo estoy transformando en una realidad, mi empresa Carmen Magaña, es un reflejo de mis valores y mi visión del mundo, y claro, estoy en pañales, pero esas no son penas. Mis logros en el exterior estimularán a mi comunidad en La Palma y estoy completamente segura que alguno, así sea uno, querrá seguir mi filosofía de vida: leer, crear, reciclar, pensar ¿Qué pasaría si actúo igual que el otro? como dice Malala, ¿Qué diferencia hay entre el terrorista y yo, si actúo igual?

Malala, una niña a la que su padre debió dejar pero por pocos días, consiguió reponerse y regresar de la otra vida, la historia posterior es conocida por todos y sabemos del inmenso impacto de sus palabras. Todo un grupo de personas, un gran grupo, estuvo ahí para ayudar a esa niña, pero no siempre pasa así, sin una red de protección que acompase el camino de la vida de los niños el llegar a buen término puede convertir a la niña de 10 en álgebra en la mujer de 4 en conducta, Yo también era Malala.

Acá terminó mi texto... pero lo que no termina es mi campaña por la lectura.. léase Yo soy Malala, no se arrepentirá.








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